Durante este año que he estado ausente de este rincón, han sucedido cosas en mi ambiente laboral que sin duda han provocado un cambio radical en mi vida.
Cuando he seleccionado a candidatos, nunca había llegado a pensar que te podía cambiar tanto la vida que una empresa te ofreciera trabajo fuera de tu comunidad y a partir de ahí te plantearas un cambio de residencia.
Esta vez me ha tocado a mí y ese cambio a supuesto trasladarme a 700 kilómetros de mi domicilio habitual. Es curioso que después de tantos años "provocando" que candidatos decidan aceptar una oferta laboral fuera de su "rutina", al hacer el cambio en primera persona, me he dado cuenta de todo lo que supone.
Entras en una espiral de ilusión, miedo, ganas y sobre todo nervios. Nervios a enfrentarte a una situación que hace tambalear tu situación estática y cómoda, nervios a dejar tu trabajo y tu estabilidad.
Y de repente llegas a una ciudad diferente y tus sentidos se agudizan y siempre estás con los ojos bien abiertos. Llegas a una empresa diferente, con una cultura y una visión distinta y empiezas a aprender, a relacionarte con tus compañeros y pasados 5 meses parece que sigues con una sensación de querer aprender y no querer perderte nada.
Y en ese momento estoy yo. No sé el tiempo que el futuro me deparara aquí, pero lo que sí sé es que plantearte un cambio laboral implicando a su vez movilidad geográfica, te hace sentirte si cabe más vivo, con más nervios pero con ganas de seguir haciendo cosas.
Cuando tengo que llamar a un candidato en este momento y plantearle un cambio laboral que implica movilidad geográfica, ahora sí que sin lugar a dudas les entiendo, antes no me imaginaba lo que un candidato podía llegar a plantearse, no les entendía al 100%.
No hay nada mejor que ponerse en la piel del otro y entender sus miedos y sus dudas.
Ahora sí que cuando alguien quiere hacer un cambio, puedo aconsejarle con la experiencia vivida.
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