En los últimos meses me encuentro bastante a menudo con personas que por las dificultades económicas y la crisis, deciden cambiar de rumbo en sus trabajos. Toman la decisión de finalizar una etapa laboral (normalmente la decisión es tomada por la empresa, mediante Ere, reducción de jornada etc) y sumergirse en una actividad profesional muy diferente a la que realizaban.
Muchas veces he dado vueltas a esa misma posibilidad internamente, cuál sería el mejor momento para cambiar de rumbo y hacer algo totalmente diferente que a propios y a extraños les dejaría con la boca abierta.